Alfredo Bonet Baiget - Moneda Única
Entrevistas

Alfredo Bonet Baiget

Secretario de Estado de Comercio Exterior y presidente del ICEX..

“El sector exterior ha pasado a ser una prioridad para el Gobierno”

Seriedad, eficacia y profesionalidad. Estas son las tres características que definen la trayectoria profesional de Alfredo Bonet. Mallorquín, de 52 años, licenciado en Ciencias Económicas y técnico comercial y economista del Estado, Bonet llegó a la Secretaría de Estado después de diez años en el Ministerio. Como director general de Promoción del ICEX, primero, y como secretario general de Comercio Exterior desde el año 2004.

El Gobierno ha aprobado convertir el ICEX en una entidad pública empresarial para que sea más ágil, más flexible ¿Qué supone este cambio jurídico para el apoyo a las empresas en el exterior?

En estos momentos estamos trabajando en una revisión, renovación y puesta al día del ICEX, que afecta tanto a su modo de funcionamiento y gestión como a su estructura jurídica. El objetivo es mejorar la capacidad del ICEX para apoyar a nuestras empresas en su proceso de internacionalización a través de una mayor agilidad, calidad y eficiencia en los servicios que presta, una gestión más flexible y eficaz, una mayor capacidad de generar ingresos y una ampliación de su ámbito de actuación a nuevos instrumentos como los financieros. El nivel de internacionalización de nuestras empresas ha avanzado mucho en los últimos veinte años, y por ello precisan servicios de apoyo de mayor nivel y sofisticación. El ICEX tiene que estar a la altura de las circunstancias y poder satisfacer esa nueva demanda, especialmente ahora que nuestro sector exterior se está revelando como uno de los principales motores de nuestra recuperación económica.

Los países punteros de la UE han iniciado ya una recuperación sólida de sus economías basada en el impulso a las exportaciones. En España, en cambio, el sector exterior no parece figurar entre las prioridades del Gobierno.

El sector exterior está siendo el motor de la recuperación  también en España. Las exportaciones están creciendo por encima del 17 por ciento y tenemos también un comportamiento positivo en la balanza corriente por la mejoría en el turismo, los servicios y las rentas. Estos datos van a permitir que la aportación del sector exterior al PIB sea positiva. Pero, además, en el informe económico del Presidente del Gobierno del año 2010 hay ya un análisis muy amplio del sector exterior que refleja que ha pasado a ser una cuestión prioritaria para el Gobierno en las políticas para la recuperación y la creación empleo. Otra cosa es que estemos en una época que exige sacrificios presupuestarios y tengamos que asumir esta situación. Sin embargo, en las cuentas del Estado para este año nos sentimos relativamente bien tratados en comparación con los recortes que han sufrido otros ministerios.

Pero, la mejora en el déficit exterior obedece, fundamentalmente, a la debilidad de las importaciones por  la atonía de la demanda interior…

Es verdad que la exportación está creciendo en torno a cuatro puntos más que el crecimiento de las importaciones porque, efectivamente, la demanda interna sigue débil, pero esto implica también un crecimiento más estable. Además, durante el año pasado el comportamiento de nuestras ventas en el exterior ha sido muy similar al de nuestros socios de la UE pero sí, es verdad que son inferiores las importaciones. Por eso, nuestro objetivo esencial, en este momento no es reducir las compras en los mercados exteriores sino aumentar la exportación.

Y, ¿no hay también un problema de falta de competitividad?

El año pasado el 60 por ciento de nuestro déficit comercial tuvo como origen la energía, es decir, por el desequilibrio en nuestra compras de energía, especialmente por la compras de petróleo y gas. Eso refleja que nuestro déficit no es consecuencia de falta de competitividad sino de una parte muy concreta de nuestro comercio exterior sobre la que nosotros no podemos actuar.

Pero se mantiene una concentración de nuestras ventas en los mercados comunitarios que nos hace excesivamente dependientes de las oscilaciones en esos países.

Nuestros principales cliente sí ven un horizonte de recuperación en sus economías y lo que ocurra en ellos influye decisivamente en nuestro sector exterior. Por otra parte, los datos de nuestro comercio exterior el año pasado muestran cómo nuestras exportaciones están creciendo en el entorno del 14 por ciento en la Unión Europea, área con la que, por vez primera, hemos tenido superávit en enero, y del 30 por ciento en Asia y América Latina. Esto es muy importante porque supone que estamos avanzando en la diversificación de nuestros mercados de destino y estamos, también, cumpliendo el objetivo que nos marcamos al inicio de la legislatura de que uno de cada tres euros de nuestra ventas exteriores proceda de países de fuera de la UE. Esto es un crecimiento más serio, más claro y más sostenible. Algo que no es mérito exclusivamente nuestro, sino que es mérito de nuestras empresas que han entendido que estamos en un mercado global.

También es endémica la escasa vocación exterior de nuestras empresas pequeñas y medinas. ¿Qué se hace desde su Departamento para aprobar esta asignatura pendiente?

Nosotros tenemos una concentración muy similar a las de otros países, Tenemos 108.000 empresas que exportan de las que unas 39.000 lo hacen de forma regular y, de estás, tenemos un millar de empresa que aportan el 60 por ciento del total de nuestras ventas exteriores. Por eso estamos actuando sobre las empresas pequeñas y medianas. Ese es uno de los grandes retos que estamos asumiendo.

Sin embargo, los recorte presupuestarios están afectando seriamente a programas con el PIPE de éxito notable en la incorporación de las empresas a la exportación.

El PIPE es un programa compartido con las comunidades autónomas y las Cámaras de Comercio y que cuenta también con apoyo del FEDER. Y este programa, como el de Aprendiendo a Exportar, se encuentra muy afectado por las restricciones presupuestarias, que también afectan de forma sensible a las autonomías y a las Cámaras. Por este motivo, ahora, estamos estudiando cómo podemos reestructurar estos programas y restringir el número de empresas que pueden acogerse. Los ajustes presupuestarios nos obligan a reconsiderar todo lo que estamos haciendo para conseguir el máximo impacto con los mínimos recursos.

La supresión del pago obligatorio de las empresas a las Cámaras de Comercio, ¿va a perjudicar la política oficial de promoción?

La supresión de la obligatoriedad del pago de la cuota cameral para todas las empresas tendrá un impacto indudable en los recursos disponibles para impulsar la internacionalización, ya que uno de sus actores principales, las Cámaras de Comercio, van a ver reducidos sus presupuestos. Actuaciones como las incluidas en el Plan Cameral de Promoción de Exportaciones, fruto de la coordinación entre las Cámaras, el ICEX, comunidades autónomas y Turespaña, se verán afectadas, aunque salvo para las pymes, la supresión de la cuota obligatoria no se hará efectiva hasta 2012. Por ello, desde esta Secretaría de Estado estamos negociando con el Consejo Superior de Cámaras de Comercio para el diseño de nuevos planes en los que el papel de las Cámaras se verá “necesariamente redimensionado” por la reducción en su presupuestos.

Y, en esta época de ajustes y de austeridad, ¿son necesarios los organismos de promoción de las comunidades autónomas y las oficinas autonómicas en el exterior?

Yo no creo que estas entidades autonómicas de promoción y sus oficinas exteriores deban desaparecer. Nuestro objetivo es que siendo nosotros la Administración Central y teniendo un organismo como el ICEX, debemos ejercer una función de liderazgo en la promoción exterior, pero siempre en colaboración con estos organismos. Los problemas que pueda haber no surgen de la existencia de estas entidades, sino de la falta de coordinación y esto es lo que estamos intentando corregir.

La subida de los precios del petróleo y de la fiscalidad interna ¿van a perjudicar la competitividad de nuestras exportaciones?

La competitividad no sólo se produce a través del precio, sino de otros atributos como la calidad, el diseño, el servicio, etc. Es cierto que los últimos datos sobre precios reflejan que tenemos una inflación ligeramente superior a la de los países de nuestro entorno. Pero los precios del petróleo les afectan a ellos en la misma manera que a nosotros y la subida del IVA no afecta a las exportaciones porque el impuesto se devuelve.

Y, la necesidad de potenciar la demanda exterior para compensar la caída en la demanda interna, ¿no obligaría a revisar y potenciar los instrumentos de apoyo financiero a las empresas en el exterior?

Esto es lo que nos llevó a crear el FIEM, separando el apoyo a la internacionalización de las empresas de la cooperación. Se trata de un instrumento financiero novedoso y más flexible de lo que era el Fondo de Ayuda al Desarrollo, porque permite financiar operaciones de inversión y también se puede utilizar para proyectos que, aunque no sean mayoritariamente de empresas españolas, sí tengan interés español. El FIEM tiene una dotación de 316 millones que entendemos es suficiente para este año y para cubrir las necesidades de nuestras empresas. Además acabamos de firmar con el ICO la creación de una sublínea para financiar operaciones en el exterior que se enmarca dentro de la línea que tiene el Instituto para liquidez.

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