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Opinión

El presupuesto castiga al sector exterior

Jose-Maria-Triper

José María Triper
Corresponsal económico de elEconomista.


Un acto de fe para creer en unos presupuestos basados más en el voluntarismo político que en el análisis, es lo que piden el ministro Montoro y el Gobierno  a la sociedad española, mientras siguen sin despejar las grandes interrogantes que plantean las cuentas del Estado para 2013, especialmente en materia de crecimiento, ingresos, pensiones y desempleo y mantienen la línea en los últimos  gobiernos de Rodríguez Zapatero de castigar a base de recortes sin medida a las partidas de apoyo y promoción al sector exterior, cuando son las exportaciones y el turismo los únicos motores que aguantan en nuestra economía.

“Queremos cambiar la condiciones económicas para que el país se financie a un coste más barato”. “Estamos buscando unas condiciones financieras diferentes”. “No estamos en el euro para financiarnos a esos tipos de interés”. Esta es la idea básica en la que insiste el titular de Hacienda cuando se le interroga sobre la enorme diferencia entre la previsión del -0,5 por ciento de caída del PIB en 2013 y las estimaciones del FMI, OCDE, CEOE, Standard & Poor’s y demás analistas y organismos internacionales que cifran el retroceso de la economía española entre el -1,4 y el 1,6 por ciento.

Apelaciones a los costes financieros, que suponen fiar todo el cumplimiento de la ejecución presupuestaria a la bondad de los mercados -que ya sabemos todos que no saben de eso-  o en la ayuda financiera de la UE. Un rescate que subyace en las palabras de Montoro cuando afirma rotundamente que “si no somos capaces de conseguir ese objetivo -el rebajar los costes financieros- no vamos a tener crecimiento”.

Pues eso: más voluntarismo político y más indicios que nos llevan al rescate. Porque el análisis de los tijeretazos en los ministerios deja poco margen para creer en milagros. Sobre si observamos que el recorte de gasto se concentra mayoritariamente en las partidas ligadas a la inversión productiva; que las mayores reducciones presupuestarían se producen en Fomento, Industria y Sanidad; que la inversión pública en infraestructuras cae un 15,6 por ciento; y que a los dos únicos sectores que aún siguen tirando de nuestra economía, el turismo y las exportaciones, se les castiga con una caída del 24,6 por ciento en la dotación para la política turística y una rebaja hasta sólo 83 millones en el ICEX.

Voluntarismo político pero escasamente riguroso también  en la previsión de ingresos, que estima un crecimiento del 42 por ciento en un escenario de hundimiento del consumo, caída de la inversión, salarios a la baja, aumento del desempleo y asfixia fiscal de las empresas y familias? Y, hablando del empleo. Tampoco nos explica nadie  cómo se conjuga el recorte del 6,3 por ciento del gasto en desempleo, 1.807 millones menos, con el mantenimiento de una tasa de paro del 24,3 por ciento, y mientras se reducen también un 31,09 por ciento y un 34,6 por ciento, respectivamente, la aportación del Estado al Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) y el gasto en las políticas de fomento del empleo. Como tampoco quieren responder a si el Gobierno revalorizará el año que viene las pensiones en caso de desviación del IPC.

Y respecto al cumplimiento de los objetivos de déficit y deuda, pues más de lo mismo. Porque el propio proyecto de ley presupuestaria ya fija que España va a incrementar  su endeudamiento hasta el 90,5 por ciento de su PIB en 2013, es decir casi un billón de euros y cinco puntos más que a final de 2012. Mientras que los intereses de la deuda se van a situar en casi 39.000 millones, el 3,6 por ciento del PIB. Si esto es corrección…

Como falta también por ver  si al final estos Presupuestos tienen un contenido tan social como nos están vendiendo. Porque es verdad que el 63,6 por ciento del gasto total se destina a gasto social, fundamentalmente a pensiones y desempleo. Pero también lo es que el presupuesto para las políticas de Servicios Sociales y Promoción Social se rebajan el 14,4 por ciento, con caídas del 24,1 por ciento en los recursos para igualdad y del 6,8 por ciento en la lucha contra la violencia de género. Además se recorta un 3,8 por ciento el dinero para becas.

Y, como lo cortés no quita lo valiente, pues diremos que la proyección de un 0,6 por ciento positivo en nuestra capacidad de financiación exterior, es muy importante para estabilizar la economía y generar confianza en los mercados. Que será la primera vez, al menos que yo recuerde, que España no va a necesitar recursos financieros adicionales del resto del mundo. Pero lo que hace falta de verdad es que se cumpla. Y ahí tiene mucho que hacer el ministerio del señor Montoro. Porque como él mismo ha reconocido, el sector privado, las empresas y las familias, sí han hecho un sacrificio importante de ajuste financiero. “El que no lo ha hecho es el sector público”. ¿Pues a qué esperan?

José María Triper
Corresponsal económico de elEconomista.

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