Las mujeres, más inclinadas a liderar empresas sociales que empresas convencionales, según un estudio de ESADE - Moneda Única
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Las mujeres, más inclinadas a liderar empresas sociales que empresas convencionales, según un estudio de ESADE

Aunque la mayoría de las emprendedoras considera no haberlo tenido más difícil por el hecho de ser mujer, el 56% de las mismas cree que las emprendedoras sociales se plantean o gestionan sus empresas de forma diferente a cómo lo hacen los hombres, con un enfoque empresarial más integrativo y menos jerarquizado que el masculino.

La dificultad en el acceso a la financiación es una de las principales barreras a la hora de emprender para el 58% de las consultadas. De hecho, casi la mitad de ellas se ha visto obligada a costear con recursos propios más del 75% del total de la inversión necesaria para crear sus empresas. El rasgo principal de las emprendedoras sociales es su pasión y determinación por conseguir un determinado impacto social, rasgos que son considerados como los factores clave del éxito más importantes por la mayoría de emprendedoras. Mujer de 40 años, casada o en pareja (un 65%). Este es el perfil de la emprendedora social que ha dibujado el Instituto de Innovación Social de ESADE a partir de la consulta a cerca de 70 mujeres que lideran o co-lideran una empresa social en nuestro país. Una completa radiografía titulada “Mujeres con Impacto. Ecosistema de mujeres emprendedoras sociales en España”, impulsada por la Fundación Abertis y la Fundación EY, que ha encontrado diferencias entre éstas y las emprendedoras en general en relación a la edad y el grado de formación.  “La mayoría de las consultadas afirma haber emprendido una vez adquirida experiencia en el ámbito social —comenta Mar Cordobés, investigadora del Instituto de Innovación Social de ESADE y responsable del informe”— y su nivel educativo es mayor al de la emprendedora en general”. Sonia Navarro, directora del Instituto de Innovación Social de ESADE añade: “El 93% de las consultadas afirma tener educación superior, un porcentaje más elevado que al 65% que registra el Informe Global Entrepreneurship Monitor como media para las emprendedoras. De hecho, un 60% de las consultadas tiene algún máster o curso de postgrado y otro 18% tiene un doctorado”. El rasgo principal de las emprendedoras sociales es su pasión y determinación por conseguir un determinado impacto social, rasgos que son considerados como los factores clave del éxito más importantes por la mayoría de emprendedoras. El segundo factor más valorado es contar con el equipo adecuado, valorado como muy importante por un 81% de las mujeres, mientras que la propia capacidad de liderazgo sólo es valorada en el mismo grado por un 49% de las mujeres. E

stos datos parecen corroborar el efecto de “humildad femenina” que hace que las mujeres suelan atribuir el éxito colectivamente más que de forma individual. En cuanto a las motivaciones para emprender, el estudio “Mujeres emprendedoras sociales en España” destaca que un 78% quería, por encima de todo, crear un negocio basado en valores personales —en un 84% de los casos, además, la temática o misión de la empresa tiene que ver con una vivencia o experiencia cercana— y que para otro 86% también era la mejor forma de crecer profesionalmente. No les ha influido, sin embargo, la ambición económica —sólo un 13% de las consultadas lo han visto como algo importante— ni la necesidad  —el porcentaje de emprendedoras que ha creado su empresa social por este motivo se sitúa en un escaso 10%— . Poder conciliar la vida profesional y familiar, en cambio, sí han sido valorados como factores muy importantes por más de una tercera parte. La barrera que más mujeres han valorado como muy importante es la falta de un marco legal adecuado y de medidas de apoyo específicas para el emprendimiento social en España. La segunda barrera para estas emprendedoras ha sido el escaso entendimiento de lo que significa una empresa social por parte de la sociedad en general y/o de los potenciales inversores, así como la dificultad de acceso a financiación. Según este estudio del Instituto de Innovación Social de ESADE, un 58% de las entrevistadas ve las dificultades en el acceso a la financiación como un obstáculo muy o bastante importante a la hora de emprender. De hecho, casi la mitad de ellas ha financiado más del 75% de sus compañías con recursos propios y su segunda fuente de financiación ha sido, antes que otras, las subvenciones y donaciones. Un 78% de las emprendedoras confirma que no ha utilizado créditos bancarios y otro 88% tampoco ha contado con inversión de impacto. Otras barreras percibidas como importantes han sido aquellas referidas a la naturaleza social de sus empresas —la falta de un marco legal adecuado y de medidas de apoyo específicas al emprendimiento social por parte de los organismos públicos son una barrera muy o bastante importante para el 70%— y al sector, especialmente el tecnológico. En la otra cara de la moneda, encontramos el refuerzo que para estas emprendedoras han supuesto el apoyo familiar (65%) y el hecho de tener contactos adecuados (59%). A pesar de que la mayoría de las emprendedoras consultadas consideran no haberlo tenido más difícil que un emprendedor hombre, el 87% opina que el ámbito social puede introducir una nueva manera de “hacer negocios” más cercana a la manera de entender la empresa de las mujeres. De hecho el 56% de las ellas cree que tiene un enfoque empresarial diferente al masculino, más integrativo, con mayor apoyo en red y menor jerarquía que éste. El otro 44%, el que opina que no hay diferencias en la forma de gestionar, considera que la sensibilidad y la empatía, que se presuponen en el emprendimiento social, no entienden de género y que depende de las características personales de cada individuo. La forma legal mayoritaria de las empresas sociales lideradas o co lideradas por mujeres en España es la de sociedad limitada (un 60%), seguida de aquellas empresas registradas como asociación sin ánimo de lucro (un 15%), y dos son las temáticas que dominan entre éstas: el empoderamiento de la mujer, y la inclusión socio-laboral de colectivos vulnerables y desfavorecidos. En coherencia con estos ámbitos temáticos, la mayoría de proyectos van dirigidos a la ciudadanía en general, a mujeres, a niños y jóvenes y a personas con discapacidades. Un 16% de las empresas estudiadas por el Instituto de Innovación Social de ESADE no tiene ingresos todavía, mientras que otro 19% tiene ingresos inferiores a 10.000€. Estos datos corresponden a aquellas iniciativas más jóvenes, que llevan mayoritariamente menos de 1 año operando y que se encuentran, por tanto, en una fase muy inicial de desarrollo. Las autoras del informe destacan, sin embargo, que un 29% de empresas que facturan más de 100.000€ anuales, corresponden, en su gran mayoría, a las empresas que llevan más de 10 años funcionando. Por último, además de la búsqueda de unos determinados objetivos sociales, la mayoría de estas empresas valoran mucho la colaboración con los clientes para dar respuesta a sus necesidades —algo practicado por un 59% de las emprendedoras— y las políticas éticas de selección de proveedores y colaboradores—utilizadas por el 54%—.

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